Cinco personas fijan, dos veces al día, el precio de este metal precioso en un ritual que se mantiene desde 1919
EFE
Cinco personas fijan, dos veces al día, el precio del oro en un ritual nacido en 1919. Sólo dan una referencia para el mercado de lingotes londinense, pero la cifra marca un patrón que afecta a las operaciones de todos los mercados de metales preciosos del mundo.
Es el 'gold fixing', una liturgia extravagante que se mantiene desde los meses posteriores a la conclusión de la Primera Guerra Mundial.
Las reuniones, que se celebran a las 10:30 de la mañana y las tres de la tarde hora de Londres, fueron presenciales hasta 2004, año en que la familia Rothschild -en cuyas oficinas se celebraban- se retiró del negocio. Ahora son por teléfono, pero los representantes de los cinco grandes bancos implicados aún determinan la cifra de referencia a la antigua usanza, proponiendo valoraciones hasta lograr un equilibrio entre la oferta y la demanda. Y sólo cuando compradores y vendedores están satisfechos se considera concluida la ceremonia.
El primer 'gold fixing' se celebró en abril de 1919 y marcó un valor para la onza de oro que hoy, corregida la inflación, no llegaría a los 10 dólares. El 23 de agosto pasado rozó los 1.900 dólares la pieza y marcó su enésimo récord histórico. Casi 2.000 dólares por un trozo de metal denso, dúctil y maleable de algo más de 31 gramos de peso. Más del doble que antes del comienzo de la crisis, siete veces lo que costaba hace una década. Un valor que los defensores de la inversión en oro creen que todavía tiene recorrido al alza por las grandes dificultades por las que pasan las economías nacionales de medio mundo. Otros analistas se preguntan, cada vez con más insistencia, si puede estar gestándose una burbuja en torno al metal precioso.
Fondos dorados
A medio camino entre la adquisición de oro físico e invertir en renta variable están los productos financieros que basan sus rendimientos en la cotización de este metal. Algunas entidades ofrecen fondos de esta naturaleza y permiten al interesado participar en el mercado del metal precioso sin tener que preocuparse más que de su valor, olvidándose de los costes de mantenimiento y seguridad asociados a su posesión. Otra alternativa consiste en operar con las acciones de las empresas dedicadas a su minería.
Los altos precios del oro han revitalizado la producción de este metal, que ahora puede permitirse extracciones más caras y complicadas manteniendo la rentabilidad. Barrick Gold Corporation, la empresa transnacional de minería de oro a cielo abierto más importante del mundo, detalló en su informe del segundo trimestre los precios medios de extracción. Su mina más barata fue Cortez, en el estado de Nevada (EE.UU.), donde el coste por onza alcanzó los 212 dólares. Esta cifra se triplicó en el caso de sus minas en Oceanía y en África, donde rebasó los 640 dólares. Si la cotización se hubiera mantenido en los precios de hace una década, sólo habrían encontrado alguna rentabilidad en su mina de Cortez (de la que obtuvo 13 toneladas en el segundo trimestre).
Además de al oro, estas compañías se dedican también al cobre, que suelen encontrar normalmente en los mismos yacimientos. El coste de sacarlo es muy reducido en comparación, y se sitúa en torno a los 70 céntimos de dólar el kilo.
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