Estas líneas nacen para explicar lo ocurrido con el cuerpo de Bin Laden, “acribillado y tirado al mar” según los medios masivos monopólicos de información, que cercan la realidad y censuran pensamientos alternativos para comprender esta situación. La libertad de empresa en todo su esplendor.
Estamos convencidos que confundir a la opinión pública mundial “occidental” con semejante mentira ha sido un acto deliberado. Efectivamente, hay cantidad de “analistas” que repiten esto como fachada para omitir el problema principal de Obama: Si lo asesinaron, ¿dónde está el cuerpo? Entonces, se inventa un nuevo rito islámico.
También están aquellos otros “politólogos”, quienes conociendo que los musulmanes no tiramos a nuestros muertos al mar, empiezan a ametrallar nuestras mentes con el miedo, porque se van a “enojar los fundamentalistas” por la falta de respeto al rito islámico, y “la venganza será tremenda”. Es que del miedo se nutren aquellos mismos que lo infunden cotidianamente en nombre de la “democracia” y la “libertad”.
Lo que es muy llamativo es que estos fundamentalistas estén ausentes en el corazón de los pueblos musulmanes. Es que así como se ha magnificado a algunos norteamericanos festejando el asesinato de Bin Laden, se ha ocultado esta información: nadie ha salido a manifestarse por Osama, las calles del mundo árabe llenas de pueblo están vacías de reclamo por Al Qaeda. Demostración cabal de que nunca estuvieron presentes en la sociedad musulmana, que jamás representaron a nadie dentro del amplio abanico político musulmán. Seamos buenos entre nosotros, si todo el mundo sabía lo funcional que era Bin Laden y su marca registrada Al Qaeda para los intereses norteamericanos y sionistas.
Ahora, sucintamente, la respuesta a la pregunta inicial. Ni bien fallece un musulmán (sea hombre o mujer) es preferible cerrar sus ojos, su boca, extender sus manos y sus pies y cubrir su cuerpo con una tela. En general, es obligatorio para todo fallecido realizar el baño completo, la unción, el amortajamiento, la oración y su entierro. Se hacen al cuerpo tres baños completos (gusl), uno con agua mezclada con loto (sidr), luego con agua mezclada con alcanfor (kafur), y finalmente con agua pura. Luego se realiza la unción (hanut), untamos con alcanfor molido y fresco los siete lugares de la postración (que hacemos en las cinco oraciones diarias –salat-): la frente, las palmas de las manos, las rodillas y la punta de los dos dedos gordos de los pies.
Más adelante, es obligatorio colocarle la mortaja compuesta de tres telas (faja, camisa, sudario) para cubrir todo el cuerpo. Como el cuerpo de Bin Laden fue destrozado a tiros según se nos cuenta, siguiendo la ley islámica, en casos semejantes el baño completo y la colocación de la mortaja se realizan en la medida de lo posible (es de hacer notar que si alguien lo considerara mártir no haría falta ni el baño ni el amortajamiento, pero no es el caso del grueso de los musulmanes ni mucho menos el de los comandos estadounidenses).
Luego realizamos la oración al fallecido. Y por último, el entierro en la tumba. Los musulmanes, a diferencia de los largos velorios, no demoramos el entierro del fallecido.
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