ARCADI OLIVERES – FRAGMENTO DE CONFERENCIA Publicado el 03.01.11

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lunes, 26 de septiembre de 2011

ENERGÍA NUCLEAR fuente rica y peligrosa


Carolina Ricaldoni* - La central nuclear de Fukushima Daiichi, situada al borde del mar, como todos los emplazamientos nucleares japoneses, fue inundada por el agua y los días siguientes sufrió una serie infernal de averías que causó la amenaza de contaminación radiactiva


Este trágico suceso fue comparado con la explosión en la central rusa de Chernobil en 1986 y abrió –más tarde que temprano- un debate sobre el futuro de la energía nuclear en el mundo.

El año 2011 será recordado por la humanidad porque, entre otras cuestiones, marca un antes y un después en la historia de la energía del mundo, un quiebre y un cuestionamiento respecto de la energía nuclear.

El 11 de marzo de ese año, a las 14.46 horas en Japón, la tierra se sacudió violentamente agitando el fondo del mar y provocando un sismo de magnitud 9 en la escala de Ritcher. La convulsión telúrica generó un enorme maremoto en las costas de la región de Tohoku y las olas, de más de 15 metros, arrastraron consigo casas, puentes y personas, dejando unos 20 mil muertos y desaparecidos.

La central nuclear de Fukushima Daiichi, situada al borde del mar, como todos los emplazamientos nucleares japoneses, fue inundada por el agua y los días siguientes sufrió una serie infernal de averías que causó la amenaza de contaminación radiactiva. Al dolor por la desaparición de un allegado o la pérdida de todos los bienes, se agregaba el miedo de ser contaminado. Las autoridades ordenaron de inmediato el desalojo de unas 80 mil familias en un radio de 20 kilómetros alrededor de la planta.

“Desgraciadamente, no hay alma viviente en las calles de las aglomeraciones vecinas a la central. Esto hace pensar en una ciudad de muerte”, dijo el ministro japonés de Economía, Yoshio Hachiro, quien debió renunciar a la semana de asumir, después de pronunciar dichas palabras, ante una nación especialmente sensible ante la muerte.

En el mes de septiembre, un informe de la Universidad de Tokio informó que “dos mil kilómetros cuadrados de tierra, en la prefectura de Fukushima, están contaminados con sustancias radiactivas liberadas de la planta” nuclear.

Este trágico suceso fue comparado con la explosión en la central rusa de Chernobil en 1986 y abrió –más tarde que temprano- un debate sobre el futuro de la energía nuclear en el mundo.

“No podemos impedir que la naturaleza se subleve, que los sismos y el tsunami ocurran, pero hubiéramos podido evitar el accidente de Fukushima”, lamentó una habitante de Soma, ciudad situada a unos 40 km del complejo atómico accidentado.

Casi un desastre en Francia

Y por si el debate se había aquietado, otro lamentable suceso movió recientemente el avispero de la prevención energética. El 12 de septiembre en la planta de Marcoule, al sureste de Francia, explotó un horno de tratamiento de desechos radiactivos en una instalación nuclear provocando la muerte de un trabajador y heridas en otros cuatro operarios, uno de ellos de gravedad.

En un primer momento, bomberos y autoridades locales habían indicado que la explosión generaba un riesgo de fuga radiactiva, pero luego la Autoridad de Seguridad Nuclear (ASN) y la empresa pública de electricidad EDF -que explota la planta- indicaron que el accidente “no provocó escapes” radiactivos o químicos fuera de las instalaciones. Además aclararon que la radiactividad contenida en el horno en cuestión era muy baja de menos de 17 becquereles por kilogramo, lo cual “no tiene la más mínima comparación con el contenido de un reactor”.

Después de lo ocurrido se levantaron las voces para exigir una revaluación de las proyecciones atómicas galas. Numerosos políticos de izquierda y sobre todo, el partido Europa Ecología-Los Verdes, recalcaron la importancia de revisar todo el dispositivo nuclear de Francia, segunda potencia mundial de la esfera detrás de Estados Unidos.

La nación europea obtiene el 75 por ciento de la electricidad que consume de los 58 reactores distribuidos en 19 plantas nucleares y es uno de los principales exportadores de tecnología nuclear en el planeta.

La planta colapsada “no está incluida en la auditoría que el gobierno francés exigió para las instalaciones atómicas, ni en las recientes inspecciones de la Autoridad de Seguridad Nuclear”, refirió Greenpeace en un comunicado.

“Esto muestra una vez más que Francia no aprendió la lección de Fukushima”, sostuvo la organización ecologista internacional en la nota de prensa.

Brasil quiere cinco centrales más

A los pocos días del incidente en Francia el ministro de Minas y Energía de Brasil, Edison Lobao, anunció que el país expandirá su política de energía nuclear civil con la construcción de cinco nuevas centrales que se sumarán a las dos que ya están en funcionamiento.

Brasil (que junto con Argentina son los únicos países en Sudamérica que disponen de plantas de energía nuclear civil) tiene actualmente en operación dos centrales y para 2015 prevé concluir la construcción de la tercera, con 1.400 MW de producción, valorada en unos 5.800 millones de dólares y cuyas obras se iniciaron en junio de 2010, tras casi dos décadas de polémica que retrasaron el proyecto. Además tiene “proyectos de construir cuatro más” dijo el ministro. La energía nuclear representa actualmente sólo el 3 por ciento de las fuentes energéticas del gigante sudamericano.

Austria, una pionera antinuclear


Uno de los países del llamado “primer mundo”, pionera en el rechazo a la energía nuclear es Austria: dijo no al átomo a fines de los años 1970 y defiende en efecto una línea anti-nuclear estricta. Actualmente se encuentra denunciando un proyecto de la República Checa que incluye la ampliación de la central de Temelin, situada cerca de la frontera austro-checa.

Praga quiere aumentar sus capacidades de producción de energía nuclear de 3,78 gigawatios, a 18,69 gw. Esto significa que antes del año 2060 la parte de la energía nuclear debe pasar a 80 por ciento, lo que implicaría la construcción, en los próximos años, de 10 a 15 nuevas centrales nucleares.

“Seis meses después de la terrible catástrofe de Fukushima en Japón, nuestros vecinos no han sacado lección alguna”, cuando “el lema debería ser: salida del átomo y dar vía libre a las energías renovables”, afirmó el ministro del Medio Ambiente.

Alemania, una buena alumna

Tras Fukushima, Alemania asimiló la lección rápidamente y paralizó ocho de las 17 centrales nucleares que posee. Luego decidió no volver a ponerlas en funcionamiento y fijó en 2022 como fecha límite para decir “definitivamente adiós” a esta forma de energía.

Según el profesor de la Universidad de Navarra, Ruiz de Apodaca, durante este tiempo, Alemania cuenta con un “vacío” en energía que “no podrá llenar a corto plazo sólo con energía renovable”. A su juicio, será necesaria “una mayor participación del carbón con las consabidas consecuencias de emisiones contaminantes, lluvia ácida y potenciación del efecto invernadero”.

La situación en Bolivia

El presidente Evo Morales descartó, de plano, la generación de energía nuclear en Bolivia, durante un discurso pronunciado en abril de este año en Tiquipaya, al conmemorar el aniversario de la primera Cumbre Mundial de los Pueblos por el Cambio Climático y Derechos de la Madre Tierra, (CMPCC).

“Lo que pasó en Japón con la energía nuclear es muy grave y da lástima y una enorme preocupación. Quiero aprovechar esta oportunidad, y espero no equivocarme, tenía muchos deseos de que Bolivia tenga energía nuclear, energía nuclear, no bombas atómicas, pero ahora me doy cuenta, tal vez estuve equivocado, ahora hay que pensar y tal vez rechazar (la energía nuclear) al ver el Japón”, dijo Morales.

Beneficios y riesgos
La energía nuclear utilizada para generar energía eléctrica (aunque también térmica y mecánica) no emite gases de efecto invernadero como sucede con los combustibles fósiles (gas, petróleo, carbón). Además es una fuente económica que evita depender del petróleo y de los países exportadores, dado que con las reservas de uranio, el elemento de combustión más común utilizado en los reactores, se puede seguir produciendo energía durante cientos de años.

Sin embargo estas ventajas son incapaces de compensar los riesgos mortales que conlleva para la población en caso de accidentes y fuga de gases radiactivos altamente contaminantes.

También el constante peligro de una posible explosión nuclear, aunque menos probable, sigue estando presente. A su vez, los residuos nucleares son potencialmente riesgosos y permanecen activos durante cientos o miles de años.


El nacimiento


A diferencia de las bombas atómicas, donde la liberación de energía es de forma incontrolada, en las centrales nucleares el proceso está controlado. En la década de los 70, hubo una gran crisis energética originada por la escasez del petróleo. Esto promovió la construcción de las primeras centrales nucleares del mundo.

Actualmente, existen aproximadamente 450 reactores nucleares en el mundo, que generan aproximadamente el 16 por ciento del total de la energía mundial generada.

Revista 7 Días
http://www.hidrocarburosbolivia.com/panorama-mundial-mainmenu-109/resto-del-mundo-mainmenu-113/46056-energia-nuclear-fuente-rica-y-peligrosa.html

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