8 de julio
Desde Barhein a Hungría, se expone una problemática común que atraviesa diferentes realidades
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En el marco de la Consulta Regional de las OSC de Europa, Asia Central y Occidental sobre las Líneas Guías Voluntarias para la tenencia de la Tierra y de los Recursos Naturales de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO, por su sigla en inglés), en la tarde del miércoles se realizaron diferentes presentaciones que ilustraron la diversidad de posiciones y realidades que se viven en la región.
Allí, Razan Zuayter, integrante del Grupo Árabe para la Protección de la Naturaleza, Róbert Fidrich, de Amigos de la Tierra Hungría, Leonardo Gallico, de AIAB (sigla italiana de la Asociación Italiana para la Agricultura Biológica), Claire Quintin, de MIJARC (sigla en francés del Movimiento Internacional de la Juventud Agrícola y Rural Católica), y Taghi Farvar, de la Alianza Mundial de Pueblos Nómades, realizaron exposiciones que completaron el primer día de actividades del encuentro.
En primer lugar, Zuayter -quien habló en nombre de la región conformada por Jordania, Palestina, Siria, Egipto y Bahrein- señaló que existían ciertas claves para entender lo que sucedía allí: éstas eran la ocupación, guerra y conflictos que atraviesan a la región, además de los problemas derivados del neoliberalismo. Como recomendaciones para la FAO, indicó que debía ejercerse un control de la aplicación regional de las decisiones que provienen de los actores interesados, así como también debía contemplarse la creación de una estructura global y el que toda la región actuara como un solo actor. Además, indicó que debía tomarse en cuenta el hecho de que la información fuera accesible a las personas de menores recursos, lo que implicaba que estuviera disponible en los idiomas que habla la gente más pobre. Zuayter citó un encuentro que había tenido lugar en el mes de mayo en Jordania con amplia participación de la sociedad civil, en el que se había debatido sobre las causas de los conflictos armados en la región, los factores internos como la corrupción y los externos, como la complicidad internacional y el doble discurso con el que se tratan diferentes situaciones.
Respecto a las Directrices Voluntarias de la FAO, indicó que en el encuentro se habían destacado 16 elementos referentes a éstas, aunque creían que las directrices no iban a hacerse realidad, porque para que eso sucediera habría que terminar con la ocupación. Finalmente, señaló que "hay que ejercer presión sobre el ocupante, no sobre el ocupado", y añadió: "queremos que se respete nuestra tierra".
Por su parte Róbert Fidrich, de Amigos de la Tierra Hungría, señaló que en su país hay acuerdo respecto a que la tierra tiene un gran valor. Explicó que en los últimos años los precios de la tierra han comenzado a aumentar y el arrendamiento de la tierra también ha incrementado su valor, aunque todavía está por debajo de los precios de la Unión Europea (UE). Añadió que en Hungría se promulgó una ley sobre la tierra que regulaba estas cuestiones: de acuerdo a la normativa, la tierra solo la pueden poseer personas privadas, y las entidades legales y compañías sin una entidad jurídica no pueden obtener terrenos. También hay otras normativas que establecen durante cuánto tiempo y quién puede arrendar tierras, y expuso que la duración máxima del contrato es de diez años -aunque se puede renovar- y las personas privadas y las personas jurídicas pueden arrendar un máximo de 300 hectáreas, pese a que las empresas y autoridades pueden arrendar terrenos más extensos.
Afirmó que el punto de inflexión respecto a la situación de la tierra en su país se vinculaba directamente con la adhesión de Hungría a la UE, ya que en 2004 el país tuvo que armonizar su sistema jurídico con el del resto de los Estados miembro, y destacó la problemática que representaba el hecho de que el precio de las tierras fuera mucho menor que en el resto de Europa. Explicó que actualmente existe una moratoria para abrir el mercado a los extranjeros, pero a partir de 2011 caduca la vigencia de ésta, por lo que no debería haber diferencia para la compra de nacionales y extranjeros.
Respecto a qué podría suceder una vez caída la moratoria, indicó que por un lado podría haber consecuencias positivas, porque se atraería capital, pero por otro lado expuso que podía ser peligroso, porque el territorio del país está asociado precisamente a las tierras. Además, indicó que si las empresas podían adquirir terrenos sería muy difícil establecer la trazabilidad. Señaló que aunque la UE tiene un mercado de tierras muy cerrado, los Estados que son nuevos miembros tienen que abrir sus mercados. Por otra parte, afirmó que los altos subsidios agrícolas hacen que no haya muchos elementos que se importen, y por lo tanto muchos agricultores tienen que salir del negocio. Dijo que la mayoría de los agricultores, el 93%, no puede acceder a los subsidios de la UE, por lo que empeora la situación tanto para ellos particularmente como para la sociedad local. Frente a esta situación, indicó que una posible medida a adoptar consistía en extender la moratoria tres años más, pero que también se precisaba una estrategia respecto a la tierra en Hungría.
Leonardo Gallico, de AIAB, comenzó por señalar que en Italia, apenas siete terratenientes abarcan casi la totalidad de la tierra cultivable, producto de un proceso de apertura del mercado de la tierra impulsado desde la década del sesenta. Indicó que el mercado de la tierra ha visto el aumento del costo de ésta, y que en la actualidad, una hectárea puede costar 30.000 dólares, lo cual deja por fuera a todos los jóvenes y pequeños agricultores. Señaló que de quienes compran la tierra hoy, el 58% son agricultores, pero el resto son inversores no vinculados al cultivo. Expuso que además, debido al alto costo de la tierra, había aumentado el arrendamiento, porque "si se quiere cultivar, hay que arrendar". Indicó por tanto que se necesita una normativa que haga que la posesión de la tierra sea flexible, y que haya un acceso más sencillo a la tierra.
Acto seguido, citó algunos ejemplos de prácticas que estaban sorteando este problema, y que consistían en actividades cooperativas, tierras comunales, actividades de la sociedad civil organizada en la gestión de terrenos que anteriormente pertenecían a la mafia, y la oferta de terrenos públicos en el mercado. En resumen, indicó que lo que se buscaba era que el gobierno se implicara, que Europa se implicara, y que se fomenten las buenas prácticas y la posibilidad de que los jóvenes accedan a la tierra.
Claire Quintin, de MIJARC, señaló que a su entender había un reto importante y es que si hay que alimentar al planeta, es necesario que los jóvenes accedan a la tierra para producir a nivel local, de manera sostenible. Señaló que el sistema actual de acceso a la tierra no va en este sentido, e indicó que en Francia es muy costoso para un joven dedicarse a la agricultura. Afirmó por otra parte que mucha gente está volviendo al campo, los "no rurales", pero son personas que quieren una gran casa, un gran jardín, y tienen exigencias diferentes a las que salen de aquellos vinculados al medio rural, lo que a su vez reduce la tierra cultivable. Agregó que para los agricultores es mas rentable vender sus tierras para construir edificios que permanecer produciendo, o venderlas a alguien que quiera producir.
Por ello, propuso que las tierras fueran objeto de una política agraria compartida y que hubiera una gestión que favorezca la transparencia para que sirva al interés general. Indicó que en Francia esto se gestiona a nivel de departamentos, cuando debería hacerse en los territorios donde se vive. Dijo que si se quiere desarrollar el acceso agrícola, se necesita favorecer la aparición de nuevos agricultores y no la concentración de la tierra.
Su conclusión fue que las reglas deben favorecer a los nuevos agricultores, y estar abiertas a nuevos retos y a nuevas formas, ya que indicó que desde su organización se promovía la soberanía alimentaria, la autonomía alimentaria, y el intentar "revivir" las zonas rurales, para que sean más dinámicas. Además, señaló, de esta manera no hay necesidad de acaparar tierras en otros países.
Por último, Taghi Farvar, de la Alianza Mundial de Pueblos Nómades, planteó la dificultad de dar cuenta de la enorme diversidad de los pueblos nómades, donde cada uno de ellos se construye en una relación particular con su territorio. Indicó que las características centrales de estas formas de vida son la movilidad espacial, el fuerte apego a las tradiciones y a las leyes ancestrales, la propiedad colectiva de los recursos por parte de sus miembros, la auto regulación y el concepto de territorio. Indicó que en los últimos tiempos la presión sobre su modo de vida se ha incrementado, a través de la destrucción de sus territorios, y también de acciones más planificadas, como las políticas de sedentarización forzada aplicadas en Irán. Por último, planteó que la supervivencia de estos pueblos dependía de cómo se entendiera el asunto de la tierra, por lo que hizo énfasis en reflexionar sobre este tema al debatir sobre la tenencia y uso de ésta.
Foto: Radio Mundo Real
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