ARCADI OLIVERES – FRAGMENTO DE CONFERENCIA Publicado el 03.01.11

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viernes, 6 de abril de 2012

LA MINERIA DEL URANIO ES TOXICA, NOCIVA Y PELIGROSA PARA EL ORGANISMO HUMANO


Tal vez ahora empecemos a comprender las posibles causas de tanta gente con discapacidad en San Rafael, tantos enfermos de riñón, cáncer y el promedio mensual de nacimiento de 3 niños con malformaciones congénitas.
Permitir la reapertura de Sierra Pintada es criminal.
ESTE ESTUDIO CIENTIFICO NO FUÈ REALIZADO POR AMBIENTALISTAS.


LA MINERIA DEL URANIO ES TOXICA, NOCIVA Y PELIGROSA PARA EL ORGANISMO HUMANO
* El Dr. Asaf Durakovic
La exposición a los isótopos de uranio entraña un peligro tanto químico como toxico para el organismo humano, y ha sido extensamente estudiado desde los primeros datos en mineros de uranio hasta la más reciente controversia del uranio empobrecido en la Guerra del Golfo. La inhalación de polvo radiactivo con el consiguiente riesgo de contaminación interna por U238, U234, Th230 y Ra226, ha sido bien documentada en la literatura en estudios originados en diferentes partes del mundo (55), con una referencia particular a la exposición a radón y sus productos filiales Po213, Pb214, y Po214, formados en los procesos de desintegración de radón en las minas (56). El Registro de Uranio norteamericano, financiado por el Departamento de la Energía y gestionado por la Fundación Hanford para la Salud Medioambiental, es responsable de tres grandes áreas médicas relacionadas con el uranio. Este registro, fundado hace unos 20 años, definió tres grandes áreas de registro relacionadas con el uranio: 1) la inspección de instalaciones donde se trabaje con uranio; 2) la revisión de estudios epidemiológicos; y 3) el depósito interno en humanos de uranio y sus productos de degradación (57).
Rutas Metabólicas del Uranio                                                                                                                    Las primeras observaciones a comienzos del siglo diecinueve constataron la nefrotoxicidad del uranio, con necrosis en el túbulo contorneado proximal y un grado moderado de cambios inflamatorios y fibróticos que daban lugar a un riñón cicatricial (65). En casos de envenenamiento no mortal, el epitelio tubular dañado se regeneraba rápidamente (66), y desarrollaba tolerancia subsiguiente a dosis altas de uranio (67). El epitelio regenerado era metaplásico, diferente del epitelio normal, y el mecanismo postulado de tolerancia fue la incapacidad de los compuestos de uranio de interaccionar con células tubulares renales (68). Los efectos tóxicos se observaron también en hígado (69), en sistema nervioso central (70), y en sangre (71). El hecho clave, que llevó los estudios sobre uranio al más alto nivel de atención científica, fue el estallido de la Segunda Guerra Mundial. Se produjo la mayor investigación experimental sobre cualquier toxico realizada en tan corto período de tiempo (72), que se llevó a cabo como parte del Proyecto Manhattan. El Centro de Investigación de la Universidad de Rochester se concentró predominantemente en estudios de inhalación de polvo de uranio, mientras que diversos proyectos de investigación en la Universidad de Chicago estudiaron las rutas metabólicas del uranio y su toxicología tras ingestión o administración parenteral en varios modelos animales y en voluntarios humanos (73). Los estudios animales se llevaron a cabo tras administración oral, intravenosa, o intraperitoneal, aplicación en el ojo y la piel, y tras inhalación. Existen tres grandes rutas de contaminación interna por uranio: 1) sistema gastrointestinal; 2) piel y heridas; y 3) transferencia transalveolar por inhalación a la corriente sanguínea.
Toxicidad química                                                                                                                     La toxicidad del uranio como metal pesado se ha estudiado extensamente durante dos siglos. El parámetro principal en la evaluación de su toxicidad era la mortalidad y DL50 a distintas dosis en administración única o en función del tiempo. Otros parámetros ampliamente estudiados incluyen tiempo de supervivencia, efectos sobre el crecimiento y desarrollo, la excreción de uranio en la orina, depósito en tejidos y órganos y consecuencias generales y locales para la salud. Durante el Proyecto de Manhattan, se llevaron a cabo estudios de toxicidad aguda en diversos Centros Nacionales de los Estados Unidos; la investigación más exhaustiva se realizó en la Universidad de Rochester en un modelo animal (rata) con nitrato, fluoruro y tetracloruro de uranilo en administración parenteral.                                            La preparación adicional de UF6 por oxidación o fluoración proporciona la base de la combinación entre UF6 y el fluoruro de metal. El fluoruro de uranilo demostró ser más tóxico que el nitrato de uranilo o el tetracloruro de uranio, siendo la dosis mortal del nitrato de uranilo 2 mg/kg por vía subcutánea o 0.4 mg/kg en inyección intravenosa. Los compuestos insolubles UO2, U3O8, y UF4 demostraron no ser tóxicos por vía oral en ratas, mientras otros seis compuestos solubles tenían una considerable. El nitrato de uranilo tuvo un efecto más tóxico en las ratas maduras que en las recién nacidas. La toxicidad química principal se observó en el túbulo contorneado proximal del riñón. Los experimentos en perros con una administración oral de 0.2 mg/kg de UO2F2 soluble a 10 mg/g de UO2 insoluble, así como 0.2 g/kg de nitrato de uranilo y 0.05 g/kg de tetracloruro de uranio, demostraron cambios tubulares en la cortical del riñón con muy poca evidencia de necrosis. La patología renal fue un hallazgo común a diferentes compuestos químicos de uranio administrados por vía parenteral.
La aplicación percutánea de uranio se estudió con compuestos solubles que incluían fluoruro, nitrato, pentacloruro y trióxido de uranilo, y diuranato de sodio y de americio. Todos los compuestos testados absorbieron a través de la piel al torrente sanguíneo y en dosis excesivas eran capaces de producir envenenamiento severo y muerte. Por el contrario, los compuestos insolubles de uranio, tales como los óxidos y el tetra fluoruro, no produjeron una toxicidad significativa al ser aplicados a la piel. Hay una diferencia considerable interespecie en cuanto a la toxicidad cutánea de los compuestos de uranio. Los conejos son los más sensibles seguido por las ratas, los conejillos de Indias y los ratones. Hay una diferencia de hasta cien veces la DL50 entre conejos y ratones. El órgano que sufre una mayor toxicidad es el riñón, con cambios semejantes a los observados en otros tipos de toxicidad parenteral.
La aplicación del uranio en el ojo se ha estudiado como una posible vía de entrada de uranio al medio interno del organismo vivo, dado el riesgo de exposición oftálmica de los trabajadores de uranio. La aplicación de uranio se realizó en la conjuntiva de conejos, conejillos de Indias, y ratas en forma de peróxido de uranio, dióxido, tetrafluoruro, nitrato, fluoruro, diuranato de amonio y sodio. Se produjo una lesión local que abarcó desde la conjuntivitis a la úlcera corneal. De todos compuestos probados, las reacciones más severas se produjeron con pentacloruro seco de uranio. En un 50% de los animales se desarrolló necrosis del tejido periorbitario seguido de la muerte. El nitrato de uranilo, fluoruro, y diuranato de sodio se absorbieron a través de la conjuntiva y produjeron intoxicación sistémica. El tetrafluoruro de uranio y el diuranato causaron intoxicación sistémica con muy poca irritación local.
La intoxicación química por compuestos de uranio tras exposición respiratoria se ha estudiado extensamente con el objeto de establecer unos estándares de seguridad para el control de posibles riesgos para salud relacionados con el polvo de uranio. Estos estudios experimentales de intoxicación por metales pesados a través de la vía respiratoria se han realizado de acuerdo con diferentes diseños experimentales (118).
El estudio de once compuestos de uranio en diferentes ensayos de elaborado diseño experimental, desde el proyecto Manhattan a los más recientes, sugieren que los compuestos solubles de uranio son definitivamente tóxicos, resultando con frecuencia en muerte (0.2 m/m3), principalmente a causa de la toxicidad pulmonar y renal. El polvo menos soluble, como UF4 y el mineral de alto grado, produce relativamente poco daño renal, en un nivel de 2.5 mg/m3. El tritaoctóxido (U3O8) no produjo ninguna toxicidad sistémica. La toxicidad, la mortalidad, y el daño renal varían enormemente entre distintas especies. Los estudios de toxicidad crónica en perros, ratas, conejos, ratones, y conejillos de Indias, en los que se testó nitrato de uranilo hexahidratado, hexafluoruro, dióxido de tetracloruro, y tetrafluoruro, no revelaron anormalidades significativas en la administración de bajas dosis durante un año. Dos años de exposición sí produjeron lesión renal crónica. En los cinco años de seguimiento había evidencia de tumores malignos en pulmón, incluyendo adenomas y adenocarcinomas (119), en su mayor parte en los estudios en perros y monos.
Toxicidad de Uranio por Radiación                                                                                             El uranio natural contiene 99.28% de U238, 0.72% de U235 y 0.006% de U234. La desintegración de uranio-238 produce thorio (Th234), que pasa a protactinio (Pa234), y a uranio-234. La vida media física del U238 es 4.5x109 años, U235=7.1x108 y U234=2.5x105. Los isótopos de uranio y sus productos de desintegración son emisores alfas, beta, y gamma y son fisionables espontáneamente. El radón (Rn222), emisor alfa, uno de los productos de desintegración de U238, presenta un peligro considerable de inhalación en las minas de uranio. El mineral de uranio (U3O8) se obtiene de es obtenido de las minas, concentrado, y procesado a diuranato del americio, que es fluorado y, una vez enriquecido, puede ser utilizado como combustible en reactores y armas nucleares. El producto secundario del proceso de enriquecimiento es uranio empobrecido. Todos los pasos de la minería y procesamiento de isótopos de uranio se asocian con riesgo de radiación y contaminación interna.
Las modificaciones inducidas por radiación de compuestos de uranio están bien documentadas. El cáncer de pulmón en mineros de uranio se ha asociado con la contaminación interna con productos (120) de desecho del uranio. Los datos de toxicología en animales de compuestos de uranio se han utilizado para simular la exposición medioambiental de la población humana. El perro Beagle se utilizó como un modelo apropiado de extrapolación a humanos de la toxicidad del uranio en los órganos internos (121). También se han descrito efectos sinergísticos entre la inhalación de uranio y el consumo de tabaco (122).
La relación entre fluoruro de uranilo enriquecido y el daño producido al ADN en las etapas de espermiogénesis en ratones se estudió con dosis de UO2F2 de 6mg/kg administrado por vía parenteral (123). Se encontró alteración en la mitosis. Recientemente se ha descrito la toxicidad genética del nitrato de uranilo que tiene un potencial efecto teratogénico en las etapas fetales del ratón (124). Los efectos carcinogénicos de la radiación ionizante se han descrito recientemente en un estudio que demostró un aumento del cáncer de piel no-melanoma entre mineros de uranio (125). En un estudio alemán reciente de trabajadores de uranio, se han descrito estadios broncopulmonares precancerosos, lo cual implica al uranio como uno de los agentes profesionales de carcinogénesis (126).
La susceptibilidad de padecer cáncer de la población expuesta al uranio, evaluado por el polimorfismo genético y ensayos de reactivación del huésped en un fenotipo mutador, indican que el uranio puede ser uno de los mutágenos que producen reparación alterada del ADN (127). Estos resultados acentúan la necesidad de estudios epidemiológicos adicionales para entender mejor el riesgo de radiación en la incidencia de cáncer en la industria nuclear, específicamente en las minas de uranio (128).
Resumen                                                                                                                     Las consecuencias médicas y medioambientales de la contaminación por compuestos de uranio constituyen un requisito tanto moral como legal para controlar la exposición al uranio en niveles por debajo de los causantes de muerte o alteraciones patológicas, tanto por su acción inmediata como a largo plazo. El aumento en la utilización de compuestos de uranio en la industria, y más recientemente en la guerra, en forma de uranio empobrecido, hace necesaria una mirada adicional a los complejos aspectos biomédicos de la contaminación interna por uranio y sus consecuencias toxicológicas, tanto como un peligroso metal pesado como por su peligro radiológico. Mientras que teóricamente es posible reducir la contaminación de uranio a un nivel tan bajo como razonablemente factible, la evidencia del creciente paso de uranio a la biosfera, debido al uso industrial y militar, requiere un conocimiento profundo de las propiedades físicas, químicas y toxicológicas del uranio. En el momento actual en que los niveles van aumentando, dicho conocimiento es fundamental para facilitar una protección frente a lesiones somáticas y genéticas. El objetivo de esta revisión es proporcionar una visión de conjunto de las propiedades físicas, químicas y toxicológicas del uranio como un verdadero contaminante del medioambiente y del organismo humano. El posible papel de la profesión médica en este campo interdisciplinar requiere el conocimiento de las consecuencias médicas y medioambientales de la contaminación por uranio, que en la actualidad va mucho más allá del mero interés teórico de la toxicología convencional.
* El Dr. Asaf Durakovic es Coronel médico del ejército USA Experto en contaminación radiactiva. Departamento de Medicina Nuclear, Facultad de Medicina de la Universidad Georgetown, Washington D. C., USA. - 1997 Croatian Medical Journal.
www.lavozdelatierra.com.ar

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