miércoles, 30 de noviembre de 2011
IIRSA a full: EXCLUSIVO LOS PROYECTOS DE INFRAESTRUCTURA QUE DEBATE UNASUR
Cómo conectar a los desconectados
El sábado próximo, en Caracas, los presidentes discutirán prioridades
de integración física mientras ultiman medidas para que el huracán de
la crisis mundial afecte lo menos posible a Sudamérica.
Por Martín Granovsky
El verbo es “intervenir”. Y el documento de la Unión de Naciones
Suramericanas sobre infraestructura al que tuvo acceso Página/12 lo
utiliza para planificar la intervención del organismo en este
objetivo: “El desafío es cómo utilizar los obstáculos que nos impone
la geografía como elementos dinámicos de integración”. La brecha
digital entre los países miembro de Unasur figura como un escenario
más donde intervenir, a partir de la constatación de que “casi el 80
por ciento del tráfico regional de las comunicaciones de Internet
salen fuera de la región”.
El texto preparado por la Secretaría General de Unasur a cargo de la
ex canciller colombiana María Emma Mejía será la base para que los
presidentes la discutan el 3 de diciembre en Caracas. Tal como informó
el sábado este diario, el ministro de Economía ya se refirió a los
planes de infraestructura con búsqueda de financiación incluida cuando
fue el anfitrión, el viernes último, de la reunión regional de
ministros de Economía y Finanzas para analizar la crisis mundial.
En la Argentina venía trabajando en el tema Graciela Oporto, la
subsecretaria de Planificación Territorial de la Inversión Pública del
Ministerio de Planificación Federal.
Junto al verbo “intervenir” aparece el sustantivo “conectividad”. Y el
concepto no es sólo digital. Está usado en el texto de Unasur como una
forma de describir la integración física que, dice, “constituyó el
primer origen de la creación de la Unión Suramericana de Naciones”.
Los EID (Ejes de Integración y Desarrollo) son diez: el andino, el del
Escudo guayanés, el del Amazonas, el de Perú-Brasil-Bolivia, el
Interoceánico Central, el de Capricornio, el Mercosur-Chile, el del
Sur, el de la Hidrovía Paraguay-Paraná y el Andino del Sur.
El objetivo sería generar una dinámica que “facilitará el acceso a
zonas de alto potencial productivo que se encuentran actualmente
relativamente aisladas o subutilizadas debido a la deficiente
provisión de servicios básicos de infraestructura, y proveerá
mecanismos para la distribución racional y justa de los beneficios del
desarrollo entre los territorios de la región”. En cada caso el
desarrollo de proyectos iría acompañado, según Unasur, de la
identificación de obstáculos en normas o instituciones, ya sea
transporte aéreo, tecnologías de información o uso de pasos de
frontera.
Cuantificados, los proyectos superan los 500 con una inversión
estimada superior a los 100 mil millones de dólares.
En realidad, Unasur no se atribuye el mérito de una simple
recopilación de proyectos en danza, sino la ocupación de un espacio
vacío mediante “la constitución de un foro político de alto nivel que
establece una visión estratégica y le da seguimiento a su ejecución”.
Por eso Boudou mencionó, al término de la reunión en Buenos Aires, la
existencia de 31 proyectos estructurados de alcance regional y con
capacidad de agrupar a varios de los planes existentes.
El Eje de Capricornio, que el propio documento de Unasur toma como
ejemplo, incluye proyectos que afectan a la Argentina, Bolivia,
Brasil, Chile y Paraguay. En territorio argentino están incluidos
Misiones, Corrientes, Formosa, Chaco, el norte de Santa Fe, Santiago
del Estero, Tucumán, La Rioja, Catamarca, Salta, Jujuy y cuatro
municipios de Córdoba.
Influye sobre 2.798.318 kilómetros cuadrados, el 20,64 por ciento de
la suma de las superficies totales de los cinco países. Se trata de
casi 50 millones de habitantes, el 19 por ciento del total de
habitantes.
Los cinco proyectos estructurados de Capricornio (que articulan 18
proyectos individuales) suponen una inversión de 1765 millones de
dólares.
Un proyecto es la construcción del puente binacional Salvador
Mazza-Yacuiba, entre la Argentina y Bolivia.
El segundo es la llamada Conexión Oeste, también entre la Argentina y
Bolivia, con proyectos de puente y centro frontera La Quiaca-Villazón,
la rehabilitación del ferrocarril entre Jujuy y La Quiaca y la
pavimentación de la Ruta Nacional 40 para el corredor minero.
El tercer proyecto es el corredor ferroviario oceánico
Paranaguá-Antofagasta, que en la Argentina sirve para conectar el
Chaco y Salta, (para sacar toda la sojjjja...!) y revivir el antiguo
nudo ferroviario de Metán.
El cuarto proyecto es la conexión vial Foz-Ciudad del Este-Asunción-Clorinda.
Y el quinto, la línea de transmisión de 500 Kw entre Itaipú, Asunción
y Yacyretá.
El proceso de integración va en paralelo al debate de Unasur sobre
cómo hacer frente a lo que el presidente colombiano Juan Manuel Santos
describió como huracán: una crisis mundial que provoca y provocará
daños, pero que va cambiando de rumbo e intensidad y frente a la cual
la región debe prevenirse lo más posible.
El documento de los ministros que se reunieron en Buenos Aires define
Sudamérica como una región con “potencial para seguir creciendo y
mejorar sus niveles de inclusión social” sobre la base de “mantener la
generación de empleo como un punto central de la política económica”.
Los ministros elevarán en Caracas a los presidentes propuestas para
fomentar el comercio dentro de la región y ya resolvieron profundizar
en la discusión sobre el manejo de las reservas monetarias de cada
país.
En financiamiento seguirán analizando la constitución del Banco del
Sur, aprobado ya por los Parlamentos de la Argentina, Bolivia, Ecuador
y Venezuela. Falta el trámite –clave por peso político, internacional
y financiero del país de origen– del Congreso brasileño. Hasta que
funcione la nueva institución están, a mano, las viejas como la
Corporación Andina de Fomento. el banco mundíal ...y otras pocas
entidades financieras internacionales.
martin.granovsky@gmail.com
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