Con el argumento de la “supuesta improductividad”, las multinacionales mineras han logrado que los Estados poco a poco vayan pasando desde reguladores a facilitadores
Además de generar una serie de problemas ambientales, sociales y culturales y hacer dinero rápido para al amparo de las Instituciones Financieras Mundiales y los gobiernos locales, las empresas mineras, tal como también ocurre en el caso de Barrick Gold en la frontera de Chile y Argentina, han sustituido diferentes funciones y responsabilidades de los Estados Nacionales.
Con el argumento de la “supuesta improductividad”, las multinacionales mineras han logrado que los Estados poco a poco vayan pasando desde reguladores a facilitadores. Así lo señala Bonnie Campbell académica canadiense que dirige el Grupo de Investigación sobre Actividades Mineras en África dentro del Institute d’Etudes Internationales de Montréal.
“Desde los años ochenta ha habido intentos por parte de una serie de actores que incluyen a las Instituciones Financieras Multilaterales (IFM), agencias bilaterales y compañías extractivas para abrir el sector minero en los países africanos endeudados”, dice Campbell en una entrevista dada al sitio fuhem.es
“No se trata de una actividad encabezada solo por las empresas mineras porque hay que tener en cuenta que los Programas de Ajuste Estructural impulsados por las IFM identifican a la minería como medio de obtener recursos con los que reembolsar la deuda externa”,agrega la especialista.
Agrega algo similar a lo que ocurre en Latinoamérica: “hay una responsabilidad compartida entre las empresas, las IFM y los gobiernos anfitriones. A petición de las Instituciones Financieras se consiguió redefinir la legislación para el sector minero ofreciendo a las impresas incentivos, reducción de impuestos o rebaja de royalties, abriendo los países a la inversión extranjera”.
Se dijo a los países que este proceso contribuiría a su desarrollo, pero no ha sido así. Incluso a menudo las empresas prometen pagar ciertas cantidades por su operación, pero los gobiernos no han sido capaces de obligarles a cumplirlo . Además, se han producido serios impactos ambientales y sociales a consecuencia de la actividad minera; por ejemplo, en ocasiones la población ha perdido su medio de vida y se han visto obligada a abandonar la tierra de la que vivían.
En la reforma del marco normativo para la minería en África Campbell señala cuatro tendencias: 1) una fuerte retirada del Estado del sector minero; 2) paralelamente, la redefinición de su papel en el sector y la reducción y reconceptualización de su soberanía; 3) el estrechamiento del margen de maniobra de los países ricos en recursos mineros y de su espacio político; y 4) la aparición de fuertes contradicciones que han acompañado el proceso de liberalización.
http://www.biodiversidadla.org/content/view/full/65043
Santiago, 13 de julio de 2011. (Radio del Mar)– Además de generar una serie de problemas ambientales, sociales y culturales y hacer dinero rápido para al amparo de las Instituciones Financieras Mundiales y los gobiernos locales, las empresas mineras, tal como también ocurre en el caso de Barrick Gold en la frontera de Chile y Argentina, han sustituido diferentes funciones y responsabilidades de los Estados Nacionales.
Con el argumento de la “supuesta improductividad”, las multinacionales mineras han logrado que los Estados poco a poco vayan pasando desde reguladores a facilitadores. Así lo señala Bonnie Campbell académica canadiense que dirige el Grupo de Investigación sobre Actividades Mineras en África dentro del Institute d’Etudes Internationales de Montréal.
“Desde los años ochenta ha habido intentos por parte de una serie de actores que incluyen a las Instituciones Financieras Multilaterales (IFM), agencias bilaterales y compañías extractivas para abrir el sector minero en los países africanos endeudados”, dice Campbell en una entrevista dada al sitio fuhem.es
“No se trata de una actividad encabezada solo por las empresas mineras porque hay que tener en cuenta que los Programas de Ajuste Estructural impulsados por las IFM identifican a la minería como medio de obtener recursos con los que reembolsar la deuda externa”,agrega la especialista.
Agrega algo similar a lo que ocurre en Latinoamérica: “hay una responsabilidad compartida entre las empresas, las IFM y los gobiernos anfitriones. A petición de las Instituciones Financieras se consiguió redefinir la legislación para el sector minero ofreciendo a las impresas incentivos, reducción de impuestos o rebaja de royalties, abriendo los países a la inversión extranjera”.
Se dijo a los países que este proceso contribuiría a su desarrollo, pero no ha sido así. Incluso a menudo las empresas prometen pagar ciertas cantidades por su operación, pero los gobiernos no han sido capaces de obligarles a cumplirlo . Además, se han producido serios impactos ambientales y sociales a consecuencia de la actividad minera; por ejemplo, en ocasiones la población ha perdido su medio de vida y se han visto obligada a abandonar la tierra de la que vivían.
En la reforma del marco normativo para la minería en África Campbell señala cuatro tendencias: 1) una fuerte retirada del Estado del sector minero; 2) paralelamente, la redefinición de su papel en el sector y la reducción y reconceptualización de su soberanía; 3) el estrechamiento del margen de maniobra de los países ricos en recursos mineros y de su espacio político; y 4) la aparición de fuertes contradicciones que han acompañado el proceso de liberalización.
La entrevista completa puede ser leida en este link
http://www.fuhem.es/media/ecosocial/File/Entrevistas/Entrevista%20a%20Bonnie%20Campbell.pdf
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