ARCADI OLIVERES – FRAGMENTO DE CONFERENCIA Publicado el 03.01.11

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martes, 10 de mayo de 2011

La rotura de un dique minero amenaza con un vertido de cianuro en Turquía

Son restos de la extracción de plata


La balsa acumula un volumen 30 veces mayor al del desastre de Doñana


Ilya U. Topper | Estambul (Turquía)

Aún no ha ocurrido. Puede que en el último momento, Turquía se salve. Y puede que no. Puede que mañana, Aznalcóllar deje de ser la referencia para citar un desastre ecológico gigantesco y haya que hablar de Kütahya. Esta ciudad en Turquía Occidental alberga junto a sus minas de plata una presa con los residuos de la actividad minera: 15 millones de metros cúbicos de agua con cianuro.
El sábado, uno de los tres diques de la presa cedió y el agua embalsada se repartió por el resto de la presa. Ahora, los obreros de la compañía Eti Gümüs, dueña de las minas, están trabajando a marchas forzadas para impedir que se rompa también el tercer y último dique. Según rumores recogidos por la prensa turca, ya da muestras de ceder «un centímetro cada tres horas». Si colapsa, las consecuencias serían catastróficas.
«El cianuro es mortal», recuerda Banu Dökmecibasi, miembro de Greenpeace Turquía. Recuerda que en el desastre de Ajka en Hungría, el año pasado, una avalancha de «unos 600.000 metros cúbicos de lodos tóxicos causó nueve muertos. Aquí tenemos 15 millones de metros cúbicos». El cianuro no sólo mata si se ingiere sino también en contacto con la piel o los ojos. «Hay dos ríos en la zona, uno de ellos alimenta un embalse de agua potable». El destino final de los tóxicos sería el Mar Negro, pero tras un recorrido de varios cientos de kilómetros a través de regiones densamente pobladas.
Nadie quiere imaginarse las consecuencias, pero el Gobierno debería hacerlo. «¿Cuál es su plan de emergencia, si al final colapsa el dique?» pregunta Dökmecibasi. «Habría que evacuar el área. Hay varios pueblos —los lugareños ya han realizado protestas— que ya tendrían que haber sido evacuados, hasta que se pueda garantizar que el dique aguantará. El Gobierno y la empresa dicen que tienen todo bajo control, pero no lo podemos comprobar: hoy, a nuestro equipo y a la prensa le han impedido acercarse tanto como ayer, y ya no podemos documentar qué ocurre».
De momento, lo único que parece hacerse, añade la activista, es aumentar la altura del dique, añadiéndole tierra. Pero cree que «es tarde para eso». «Tendrían que haberlo hecho mucho antes. Hace un par de años, la empresa aumentó su producción, pero no adaptó las condiciones de la presa». Pide «más transparencia». «El gobierno toma muestras en la zona, pero no ha hecho públicos los resultados. No nos vale que digan que «ni un gramo de cianuro se ha escapado», porque eso es imposible. Ha habido con anterioridad pequeños escapes, siempre los hay».
Lo peor es que las previsiones dan lluvia para mañana y los días siguientes. «El gobierno dice que también están bajo control las zanjas que desvían el agua de la lluvia», dice Banu Dökmecibasi. Un consuelo débil. Otro es que el cianuro se descompone pronto al contacto con el aire y la luz... pero los residuos de Kütahya contienen también otros muchos metales pesados, cuyo impacto en los ríos sería duradero. A largo plazo, recuerda la activista de Greenpeace, se debe abandonar el uso del cianuro en la minería de oro y plata, aunque de momento es la técnica más común en muchas partes del mundo.


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