Stéphane Hessel: «Un Gobierno inteligente escucha lo que dice la calle»
Venerable rebelde 8 Stéphane Hessel, en Barcelona, en marzo. ARCHIVO / GUILLERMO MOLINER |
A los 93 años, Stéphane Hessel se ha convertido en un ídolo de la juventud. El opúsculo Indignaos, de apenas 60 páginas, superventas traducido a una treintena de idiomas, ha tenido un éxito particular entre las nuevas generaciones. Su llamamiento a la revuelta pacífica ante las injusticias ha prendido en un contexto de crisis económica y de desamparo de la población ante los abusos de los poderosos. Ayer por la tarde, en su residencia en el sur de París, este venerable diplomático de carrera y héroe de la Resistencia francesa -escapó de varios campos de concentración nazis- reflexionó para EL PERIÓDICO sobre la revuelta pacífica de las víctimas de la crisis en las ciudades españolas.
-¿Qué opinión le merece el fenómeno que protagonizan en España los ciudadanos que han decidido acampar en las plazas, al aire libre, para protestar contra el sistema político y económico?
-Es normal que los ciudadanos expresen su descontento. Resulta evidente que la crisis está lejos de resolverse, y que los estados, pese a los esfuerzos que han hecho para salvar a los bancos, no han atacado el problema fundamental de la economía financiera. Es lógico que la gente que sufre las consecuencias de todo esto reaccione y se indigne.
-¿Cree que su libro ha podido inspirarles a la hora de salir a la calle?
-Si mi libro les ha inspirado estoy contento de haber contribuido a generar una actitud de protesta, siempre que sea pacífica y que no degenere en violencia. La indignación es una forma útil de hacer llegar a los gobernantes un mensaje que les haga reflexionar.
-Cuando escribió su panfleto ¿pensó que tendría tanto éxito y que propulsaría un movimiento ciudadano?
-Estoy agradablemente sorprendido de la respuesta que ha tenido este pequeño libro. Pretende hacer reflexionar a la gente joven y a la que no lo es tanto sobre los problemas mal resueltos de la sociedad. Lo que he expresado, simplemente, interesa a la gente. Pero solo es un llamamiento, un manifiesto para remover las conciencias, no aporta las respuestas.
-¿Y cuáles deben ser, a su entender, estas respuestas a los problemas de nuestra sociedad?
-Hay que buscarlas en otros libros, que están más elaborados y cuya lectura lleva más tiempo. Por ejemplo, La Voie (La vía), de Edgar Morin, o el ensayo de Susan George, del movimiento altermundialista Attac, Sus crisis, nuestras soluciones.
-¿Qué opinión le merece la idea de protestar acampando en la calle?
-Las manifestaciones forman parte del sistema democrático. Son una expresión de la democracia, a condición de que no sean violentas. La revuelta social es legítima siempre que se mantenga el orden.
-Los gobiernos no siempre lo entienden así....
-Un Gobierno inteligente escucha lo que pasa en la calle. Que el mensaje sea bien recibido depende de la fuerza de la manifestación. Lo que observamos en el mundo es que las protestas pacíficas obligan a los dirigentes políticos a reaccionar.
-¿Cómo ve el papel de Internet?
-Su capacidad de relacionar a la gente y de ponerla de acuerdo juega un papel muy importante. Es un instrumento muy útil para la libertad de expresión.
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