ARCADI OLIVERES – FRAGMENTO DE CONFERENCIA Publicado el 03.01.11

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domingo, 1 de mayo de 2011

Amenazas para el sur global

La justificación de la presencia de bases militares de EU y la OTAN en América Latina recurre a premisas de sobra conocidas.

Luis Gutiérrez Esparza
BERLÍN.— Hoy quiero ceder la palabra a un colega periodista, Martin Müller-Mertens, quien cubrió para el diario berlinés Berliner Umschau la conferencia de prensa en la que presenté, en la capital de Alemania, el documental producido por el Círculo Latinoamericano de Estudios Internacionales (CLAEI), acerca de las bases militares extranjeras en América Latina, el militarismo y la amenaza nuclear.
Llegué a esta ciudad procedente de Dublín, luego de participar en el III Congreso Internacional No a la OTAN-No a la Guerra, donde se alcanzaron acuerdos importantes, a los que ya me referí la semana anterior. Uno de los puntos más relevantes para nosotros como latinoamericanos, que obtuvo además una aceptación unánime y entusiasta, es el que cito a continuación:
“Debatimos constructivamente acerca de las actividades de la OTAN en el norte de Europa y en el Ártico, así como en el sur global, particularmente en América Latina, y decidimos que estos temas deberán tener un papel más importante en nuestro trabajo futuro”.
¿Por qué el sur global, por qué América Latina? He ofrecido bastantes argumentos en este espacio; podría ampliarlos, complementarlos con mis recientes experiencias en Europa; mas considero importante escuchar otras voces, leer lo que se percibe desde otras perspectivas.Müller Mertens escribió (en una traducción no oficial, aclaro):
La OTAN se amplía, e incluye a América Latina. La Alianza mantiene hasta 29 bases militares entre El Paso y la Tierra del Fuego, según dio a conocer la organización social mexicana Círculo Latinoamericano de Estudios Internacionales (CLAEI).
Unas diez de esas bases son secretas; su existencia es desconocida incluso por los parlamentos de los países donde han sido instaladas. “Sabemos que existen, pero no su ubicación exacta”, señaló el miércoles (20 de abril) en Berlín, el presidente del CLAEI, Luis Gutiérrez Esparza. El número de soldados estadunidenses desplegados en América Latina se mantiene prácticamente en secreto.
Están en funcionamiento de manera reconocida 16 bases de Estados Unidos y existen otras tres británicas en las Islas Malvinas, las Georgias del Sur y las Sandwich. En Colombia, la base aérea de Palanquero funciona como punto de partida rumbo a África, tal vez a Libia.
Otras locaciones son Soto Cano (Honduras), Quarry Heights (Panamá), Mariscal Estigarribia (Paraguay), Comalapsa (El Salvador).
La IV Flota estadunidense patrulla aguas latinoamericanas con armas nucleares, mismas que también existen en la base británica de las Malvinas, pese a que está en vigor el Tratado de Tlatelolco, de 1967, que declaró América Latina como una zona desnuclearizada.
La región no es contemplada por la OTAN sólo como una base de operaciones. En octubre de 2010, la responsable de la política exterior de la Unión Europea, Catherine Ashton, pidió perentoriamente a Brasil que participe en misiones de la OTAN.
Reiner Braun, director de Programas de la Asociación Internacional de Abogados Contra las Armas Nucleares (IALANA, por sus iniciales en inglés), en cuyas oficinas se llevó a cabo la conferencia de prensa de Gutiérrez Esparza, consideró que la presencia de la OTAN en América Latina implica asimismo una amenaza para los gobiernos que asumen posiciones críticas hacia Estados Unidos. “Existe el riesgo de que los caminos independientes de desarrollo sean bloqueados”.
La justificación de la presencia de bases militares de Estados Unidos y la OTAN en América Latina, recurre a premisas de sobra conocidas. Oficialmente, la mayoría de las operaciones están relacionadas con el narcotráfico.
Además, “ellos dicen que promueven la democracia y la estabilidad”, argumentó Gutiérrez Esparza. Pero “no queremos bases militares extranjeras ni bases militares nuestras. No estamos en guerra, no queremos la guerra”.
La estrategia de la sociedad civil se basa en las protestas y en la sensibilización de la población afectada. A veces con éxito. Dos bases, en Ecuador y Bolivia, han sido cerradas.
Müller-Mertens, buen colega, captó la forma y el fondo.
http://excelsior.com.mx/index.php?m=nota&id_nota=732263

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