Por Alejandro Jasinski – Corresponsal en Buenos Aires para La Voz de Rusia
Los informes de inteligencia norteamericanos recientemente difundidos por la agencia WikiLeaks no llegaron a tiempo para la IV Cumbre de la Unasur realizada la semana pasada en Guyana. Sin embargo, si algún mandatario lo considera pertinente, tendrá a la audiencia disponible durante la XX Cumbre Iberoamericana convocada en Mar del Plata este próximo fin de semana. Los documentos no merecen muecas de sorpresa y dejan muchas dudas los cauces y propósitos de su difusión. Los informes de inteligencia siempre existieron. Además, se entiende que los gobiernos estaban enterados de esta megapublicación. Pero de seguro que entrepasillos, el tema merecerá varios comentarios. Por lo pronto, algunos presidentes, como el venezolano Hugo Chávez, aprovecharon el papelón diplomático estadounidense para exigir respuestas al Departamento de Estado y, de paso, la renuncia de la canciller Hillary Clinton.
En todo caso, los informes que seguirán dando que hablar revelan un interés desmesurado por parte de Estados Unidos en los asuntos internos de los países latinoamericanos. Las preocupaciones, sin embargo, bajo su lógica, no son nada infundadas. Seguramente, la reciente IV Cumbre de la Unasur es uno de los principales motivos de su preocupación en la actualidad. El reciente encuentro de líderes sudamericanos dejó un resultado más que interesante. Pronto a entrar en vigencia el tratado constitutivo de este organismo, la Unasur certificó un "Protocolo sobre compromiso a la democracia", que establece un mecanismo ágil y eficaz de acciones para frustrar cualquier intento de ruptura del orden constitucional de algún país miembro: desde el inmediato llamado a una reunión extraordinaria de cancilleres y mandatarios, hasta el cierre de fronteras o la suspensión del comercio o suministros de todo tipo o la participación en el bloque regional. Asimismo, se pronunciaron contra la presión de los "fondos buitre" contra las economías de América Latina y crearon un Consejo de Economía y Finanzas del bloque para que analice y recomiende medidas al respecto.
Uno de los puntos más relevantes fue el referido a la preocupación argentina por las acciones británicas en Islas Malvinas. La Unasur insistió en su rechazo a que los países involucrados en el diferendo por la soberanía de las islas ante la ONU, realicen acciones unilaterales. Pero lo más importante, es que los países miembros se comprometieron a adoptar medidas para impedir el ingreso a sus puertos de los buques que enarbolen la bandera ilegal de las Islas Malvinas e informar al gobierno argentino sobre aquellos buques o artefactos navales que incluyan a las islas dentro de su itinerario y tengan como destino las actividades petroleras o mineras ilegales en la plataforma continental argentina. Es decir, la Argentina consiguió un compromiso de entorpecer esas actividades que vienen desarrollando petroleras británicas. Este compromiso se dio en paralelo al amplio apoyo que recibió la Argentina en la Organización Marítima Internacional (OMI) el pasado lunes, cuando el Comité de Seguridad Marítima trató la denuncia argentina sobre los ejercicios misilísticos realizados por el Reino Unido desde las Malvinas.
Justamente, la cuestión petrolera en Argentina bien ameritaría un nuevo informe de inteligencia norteamericano. Aunque la preocupación también debería abordar a los argentinos, que no disponen de una empresa petrolera como en la época de YPF dispuesta a hacerse responsable de las previsiones energéticas del país. La semana pasada, la petrolera Pan American Energy, principal exportadora y segunda productora de crudo del país, fue adquirida en su totalidad por un consorcio con participación de una firma privada argentina y liderado por la estatal asiática China National Oil Offshore Corp. (Cnooc). La embajada norteamericana en Buenos Aires seguramente ya ha preparado un nuevo informe de inteligencia.
http://spanish.ruvr.ru/2010/
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