Cabeza abajo: una vista de motorizados volcados sobre una carretera en Santiago de Chile luego del terremoto de 8,8 grados
Tragedia: Relatos de los que padecieron una madrugada de pesadilla expresan la catástrofe ocurrida el sábado en la nación transandina.
El terror se apoderó de varias regiones de Chile el día de ayer. Santiago de Chile y Concepción fueron las ciudades más cercanas al epicentro de la catástrofe dejada por el terremoto de 8,8 grados en la escala de Richter. Los problemas con las comunicaciones impidieron la llegada de imágenes sobre lo ocurrido. Pero las irradiadas por el mundo bastan para demostrar el nivel de la destrucción.
Los chilenos, liderados por la presidenta Michelle Bachelet, han puesto a prueba su espíritu solidario, desafiado ayer, como tantas veces en su historia, por el sismo que ha causado más de 300 muertes. Eso no quedó allí, porque el clima se ensañó aún más con la formación de un tsunami que provocó aún más luto y que traspasó las fronteras del territorio chileno.
Como dice uno de los sobrevivientes del archipiélago Juan Fernández: “Fue como ver el fin del mundo”. Las palabras sobran y las imágenes en estas páginas valen más que otras mil. Ahora Chile empieza otra lucha, por salir adelante y encontrar a sobrevivientes bajo los escombros. El movimiento telúrico, que de acuerdo con los expertos fue 50 veces más poderoso que el que devastó a Haití el pasado 12 de enero, tuvo lugar a las 03.36 hora local de ayer (06.36 GMT del sábado). Éstos son algunos de los terremotos más graves ocurridos en el mundo en los últimos 20 años: 22 de marzo 1992. Turquía es arrasada por un sismo de 6,3 grados. Deja un millar de víctimas y 50.000 personas sin hogar. 30 septiembre 1993. Unos 7.601 muertos y 15.846 heridos causa un terremoto de 6,4 grados en el estado indio de Maharastra. 17 enero 1995. Un movimiento de tierra de 7,2 grados Richter deja 6.400 víctimas fatales en Ciudad de Kobe, oeste de Japón. 4 febrero 1998. En el distrito de Rustaq, norte de Afganistán, unas 4.400 personas fallecieron en un terremoto de 6,1 grados. 30 mayo 1998. La provincia de Tajar, situada al noreste de Afganistán, sufre los estragos de un sismo de 7,1 grados, que deja 5.000 víctimas fatales. 26 diciembre 2003. Un terremoto de 6,3 grados causa 26.271 fallecimientos en la ciudad de Bam, ubicada en el sureste de Irán, que queda destruida en un 70 por ciento, dejando sin hogar a dos tercios de los más de 200.000 habitantes. 26 diciembre 2004. La isla indonesia de Sumatra es completamente devastada por un sismo de 8,9 grados en la escala de Richter, con epicentro en Aceh, que causa más de 280.000 víctimas mortales en 12 países de Asia y África. 8 octubre 2005. Cachemira, fronteriza entre Pakistán y la India, reporta 86.000 muertos y 40.000 heridos en un movimiento telúrico de 7,6 grados. 27 mayo 2006. En la isla de Java, Indonesia, un sismo de 6,2 grados Richter deja por lo menos 6.234 muertos, 20.000 heridos y 340.000 desplazados. 12 mayo 2008. Wenchuan, China, es el epicentro de un sismo de 7,8 grados, que deja 90.000 muertos. 30 septiembre 2009. Más de 3.000 personas fallecen y 450.000 pierden sus hogares en la isla indonesia de Sumatra, como consecuencia de un terremoto de 7,6 grados y una réplica de 6,8 grados al día siguiente. 12 enero 2010: Haití sufre los estragos de un terremoto de 7,0 grados en la escala de Richter, el peor en su historia. Dejó más de 300.000 muertos. 27 febrero 2010: un terremoto de más de 8 grados sacude a Chile y mata a más de 300. En el siglo XIX hubo terremotos devastadores en Chile: en 1822 en Valparaíso; en febrero de 1835 en Concepción, con maremoto; en 1854 y 1859 en Caiapó, y en agosto de 1868 y mayo de 1877, acompañados de sendos maremotos que devastaron la ciudad de Arica. En 1906 hubo un sismo en Valparaíso, seguido de maremoto; en 1920 en Chillán y en 1934 en Arauco. El 24 de enero de 1939, un terremoto causó 30.000 muertos en las provincias de Talca y Bío Bío, y el 29 de abril de 1949, otro sismo causó 33 muertos en la región de Talca. El del 22 de mayo de 1960 en Valdivia, que superó los 9 grados en la escala de Richter, está considerado el mayor registrado en el mundo y produjo un tsunami de 10 metros de altura que llegó hasta Hawai, donde causó 61 muertos, y 32 muertos en Filipinas. Testimonios de sobrevivientes “Cuando vuelven las réplicas, nos quedamos en silencio y mirándonos por si aumenta su intensidad. Hay algunas calles cortadas debido al deslizamiento del pavimento. El metro (subterráneo), ferrocarriles y algunos semáforos aún no funcionan, y hace más de 15 horas que no podemos comunicarnos con nuestros familiares en Concepción (epicentro). Mi iglesia (ULA 325) tiene mas de 35 años y no le pasó nada. En mi casa no se cayó ni una pared, ya está restaurada la luz y nunca se cortó el agua”. “Una experiencia horrorosa e interminable. Estábamos en una fiesta con amigos cuando de un momento a otro la tierra comenzó a moverse despacio y a los pocos segundos se salió todo de control”. Miriam Herrera y Sebastián Sanzana Santiago (BBC) “Con mi señora vivimos este fuerte movimiento en el piso 12 y la verdad que fue desconcertante. Se movió todo muy fuerte, el cielo estallaba en colores púrpura (por los cables haciendo cortocircuito), mientras las cosas se caían al unísono. Apenas nos podíamos sostener en pie. Cuando nos decidimos a bajar, el movimiento se detuvo y vino la angustia por la familia, así que a pie nos desplazamos una media hora para ver a nuestra hija que estaba con su abuela. Estamos todos bien, gracias a Dios”. “Vivo en un departamento en un piso 23 y aquí se sintió mucho más fuerte si cabe, pues el edificio se sacudía con violencia. Desde aquí tengo vista a la ciudad que, a pesar de estar sin electricidad, se ve en buenas condiciones”. Fernando Ansieta y Gonzalo Oteo Santiago (BBC) En Santiago, la sensación del terremoto alcanzó los 8 grados en la escala de Richter y los antiguos edificios del sector céntrico quedaron reducidos a escombros. “Sentí el temblor y alcancé a tomar a mi hijo y salir antes de que se cayera parte de la casa”, dijo una mujer en la mitad de la avenida Matta, una de las más antiguas de Santiago. “Hemos tenido un evento mayor, como no se veía hace años”, comentó el subsecretario del Interior, Patricio Rosende, quien dijo que era justificable el pánico de la población. “Yo veía cómo se caían los autos y no sabía qué hacer. Estaba sólo acá”, manifestó Mario Riveros, guardia de seguridad de una planta industrial en Santiago. Patricio Rosende y Mario Riveros Santiago (EFE) “Me desperté con el grito de mi hermana pequeña gritando y llorando. Todo fue muy lento y muy fuerte, todas las cosas de mi casa se movieron muy bruscamente. La calle se tambaleaba demasiado, era desesperante, mi lámpara se movía como un barco. Después de que paró un poco, se sentían los bocinazos y la gente salía a la calle. Fue el peor susto de mi vida”. “Al momento del terremoto estaba durmiendo junto a mi marido e hijo de un año, en un segundo piso. Él abrazó muy fuerte a nuestro bebé y los tres nos pusimos bajo el umbral de una puerta abrazados, hasta que terminó. Más de 12 horas después en algunos sectores no hay electricidad ni agua, se restablece gradualmente. Las réplicas son muy fuertes”. Óscar Gutiérrez y María Linares Santiago (BBC) “Tembló y al minuto el mar entró en nuestra casa, nos llegó hasta el cuello. Abracé a mi hija y le dije: ‘Resiste’”, contó Eloísa Fuenzalida, una habitante de la localidad de Iloca, completamente destruida. “Como pudimos, arrancamos por el fango hacia las montañas. No se sabe cuántos murieron”, explicó la mujer con los ojos en llanto. Un hombre llamado Luis Bravo añadió que debieron salir a pie de la zona, pues todos los caminos estaban inutilizados. “El mar se llevó los autos, las casas, todo, todo”, relató otro auditor anónimo a una radio en Curicó, ciudad ubicada a 120 kilómetros de Iloca. La ciudad de Curicó está con gran parte de su casco histórico por el suelo. Eloísa Fuenzalida y Luis Bravo Iloca y Curicó La situación más crítica se vive en la ciudad de Chillán, donde 269 reos escaparon de la cárcel tras el sismo. De ellos, 28 fueron recapturados y tres abatidos en una espectacular fuga que derivó en la quema de cinco casas. La falta de agua, los problemas de comunicación y el aislamiento de las zonas costeras hacen temer que la magnitud de la tragedia escale sucesivamente. La policía recorre las zonas devastadas donde la gente espera en las calles que alguna solución aparezca. Las montañas de escombros de sus propias casas parecen desmentir esa esperanza. Un bombero cabizbajo camina entre los bloques de adobe. “No puedo hablar, no puedo hablar”. El mismo cuartel de su institución sufrió derrumbes. Testimonio de un bombero Ciudad de Chillán http://www.laprensa.com.bo/noticias/28-02-10/noticias.php?nota=28_02_10_mund1.php
Los terremotos más graves en los últimos 20 años
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